Padecimientos

GLAUCOMA
El ojo es parecido a un globo que requiere de cierta presión para mantenerse “inflado”. Esta presión se da por la producción del humor acuoso (un líquido transparente que se forma adentro del ojo y sale de éste por una “coladera” llamada el trabéculo). La diferencia entre la cantidad de líquido que se produce y la que se drena da la presión del ojo (presión intraocular). Cuando esta presión aumenta al grado de causar daño al ojo, existe un padecimiento llamado glaucoma.
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Dr. José Dalma Weiszhausz
Dr. Alejandro Dalma K.
El ojo es parecido a un globo que requiere de cierta presión para mantenerse “inflado”. Esta presión se da por la producción del humor acuoso (un líquido transparente que se forma adentro del ojo y sale de éste por una “coladera” llamada el trabéculo). La diferencia entre la cantidad de líquido que se produce y la que se drena da la presión del ojo (presión intraocular). Cuando esta presión aumenta al grado de causar daño al ojo, existe un padecimiento llamado glaucoma.
La presión intraocular generalmente aumenta porque el drenaje de humor acuoso es deficiente. La causa de esta deficiencia es muy variable pero la herencia juega un papel importante. Otras causas pueden ser alteraciones anatómicas, de nacimiento, traumatismos, inflamación, medicamentos (cortisona), cirugía ocular previa, crecimiento de vasos sanguíneos anormales, etc. Esta presión alta va causando daño paulatino y progresivo al nervio óptico (el nervio que conecta al ojo con el cerebro) al punto de afectar la transmisión de las señales de visión al cerebro.
Desgraciadamente la gran mayoría de los glaucomas cursan sin síntomas hasta etapas muy avanzadas, cuando se nota una disminución en el campo visual (generalmente empezando por la visión periférica) y, finalmente, la pérdida de la visión central. Por eso la revisión rutinaria por el oftalmólogo es importante (por lo menos anual después de los 40 años de edad). Si el alza de presión es repentina y severa se puede presentar dolor, visión borrosa, ver colores rodeando las luces (como arcoiris) y nausea.
Un examen ocular completo incluye la toma de la presión intraocular y la revisión del nervio óptico. Si el oftalmólogo sospecha que puede existir glaucoma por lo general se obtiene un estudio de campo visual para verificar si existe daño a nivel del nervio óptico. Existen varios métodos para realizar este estudio pero todos se basan en hacer un “mapa” de la visión de cada ojo. En ocasiones se obtienen fotografías del nervio óptico. Con esto el oftalmólogo decidirá si existe o no glaucoma. Si el paciente presenta presión alta sin daño aparente, se recomienda repetir el examen periódicamente para que, en caso de presentar daño del nervio óptico, pueda darse un tratamiento oportuno.
El tratamiento del glaucoma se hace para tratar de detener la progresión del daño causado por la alta presión. Desgraciadamente el daño ya establecido no es reversible. Este tratamiento se basa, en un principio, en el uso de medicamentos en forma de gotas para los ojos. Se puede iniciar con un solo medicamento y agregar otros cuando sea necesario para el control adecuado de la presión. La gran mayoría de pacientes con glaucoma se controlan a base de estos medicamentos. Algunos de ellos pueden producir efectos incómodos como ardor al colocarse, ojos rojos, disminución de la visión de noche, cambio en la graduación de lentes, dolor de cabeza, etc. Muchos de estos efectos son pasajeros. En ocasiones se requiere el uso de medicamentos en forma de pastillas. En una minoría de pacientes estos medicamentos no son suficientes y se puede recurrir al tratamiento con láser e inclusive a la cirugía para tratar de crear una vía de drenaje alterna para bajar la presión.
En conclusión, el glaucoma es una enfermedad en la que el ojo se puede dañar por alta presión en su interior. Puede cursar sin síntomas pero es detectable con exámenes oftalmológicos rutinarios y generalmente es tratable con medicamentos.

CATARATA
El ojo, como una cámara, tiene una serie de lentes que enfocan la luz y nos permiten ver una imagen nítida. Uno de estos lentes es el cristalino. Este es un lente que se encuentra en el interior del ojo, por detrás del iris, la parte de “color” de los ojos. El término “catarata” se refiere a la opacificación de este lente y es una de los padecimientos oculares más frecuentes. Esta opacificación puede deberse a problemas hereditarios u otras enfermedades como la diabetes, a golpes severos, al uso de algunos medicamentos o a cirugías oculares previas. Pero la causa mas común es el envejecimiento normal del ojo.
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Dr. José Dalma Weiszhausz
Dr. Alejandro Dalma K.
El ojo, como una cámara, tiene una serie de lentes que enfocan la luz y nos permiten ver una imagen nítida. Uno de estos lentes es el cristalino. Este es un lente que se encuentra en el interior del ojo, por detrás del iris, la parte de “color” de los ojos. El término “catarata” se refiere a la opacificación de este lente y es una de los padecimientos oculares más frecuentes. Esta opacificación puede deberse a problemas hereditarios u otras enfermedades como la diabetes, a golpes severos, al uso de algunos medicamentos o a cirugías oculares previas. Pero la causa mas común es el envejecimiento normal del ojo.
El síntoma más común de una catarata es la visión borrosa o nublada que aparece en forma progresiva, sin dolor ni ninguna otra molestia. En ocasiones se siente molestia con la luz, sobre todo al manejar de noche. El cambio frecuente de graduación de anteojos después de cierta edad o la percepción amarillenta o pálida de los colores también pueden ser síntomas de una opacidad del cristalino.
El diagnóstico adecuado de este padecimiento sólo puede hacerse a base de un examen ocular completo hecho por un oftalmólogo (médico cirujano dedicado al diagnóstico y tratamiento de los padecimientos de los ojos). Este examen, aparte de diagnosticar una catarata, puede descartar otras posibles causas de disminución en la visión como problemas de retina o de nervio óptico y que pueden ser responsables de una recuperación sólo parcial de la visión una vez eliminadas las cataratas.
En realidad la catarata se empieza a formar desde el día en que nacemos. Es consecuencia del envejecimiento normal que sufre el cristalino. Es imposible predecir la edad a la que aparecerá o la velocidad a la que progresará, ya que es diferente en cada persona.
Hoy en día el único tratamiento que se ha demostrado eficaz para una catarata es la cirugía; pero ésta sólo es necesaria cuando la catarata impide la función normal del paciente. En ocasiones un cambio en la graduación de lentes es lo único que se requiere para restablecer una visión temporalmente suficiente para que el paciente siga una vida normal. En caso de necesitar una cirugía no existe razón para que la catarata tenga que “madurar”. Esta operación puede llevarse a cabo en cuanto se desee. La decisión debe tomarla el paciente junto con su médico.
La cirugía de catarata consiste en la extracción del centro del cristalino opaco dejando una delgada “cáscara” (la cápsula posterior) dentro de la cual se coloca un lente de plástico (lente intraocular)calculado previa y específicamente para cada persona. Éste substituye la función del cristalino y solo se implanta si el cirujano lo juzga seguro. Actualmente existen técnicas que utilizan el láser para realizar parte de la cirugía. El oftalmólogo decidirá con usted cual es la mejor opción quirúrgica. Esta operación se realiza bajo un microscopio utilizando equipo muy fino. Por lo general la cirugía se efectúa bajo anestesia local y es de carácter ambulatorio por lo que no es necesario pasar la noche en el hospital.
La visión se empieza a recuperar desde el día siguiente a la cirugía y llega a estabilizarse aproximadamente a las 4 a 6 semanas después de la intervención. Durante este tiempo el paciente y su oftalmólogo se pondrán de acuerdo sobre las actividades que puede realizar, sobre los medicamentos y sobre las revisiones periódicas que tendrán que llevarse a cabo. Pasado el tiempo de recuperación el oftalmólogo probablemente le dará la graduación de lentes para obtener la mejor visión posible tanto de cerca como de lejos. La cápsula posterior (la “cascarita” en donde se colocó el lente intraocular) puede opacarse con el tiempo (meses a años) en aproximadamente 20% de los pacientes operados. Esta cápsula se puede abrir con un procedimiento sencillo con láser restableciendo la buena visión de inmediato.
La cirugía de catarata actualmente tiene un éxito de más del 90% haciéndola una de las cirugías más seguras. Sin embargo, como en cualquier procedimiento quirúrgico, pueden existir complicaciones durante y después de la cirugía que provoquen una disminución en la visión.
En conclusión, las cataratas son una causa común de disminución en la visión, sobre todo en gente de edad avanzada. El tratamiento quirúrgico es el único útil, además de ser sencillo e indoloro para el paciente. El rápido restablecimiento de la visión es la regla. Su oftalmólogo es el más indicado para aconsejar sobre la necesidad de la cirugía y cuándo realizarla.

RETINOPATÍA DIABÉTICA
La diabetes mellitus es una enfermedad en la que el organismo es incapaz de utilizar el azúcar para su funcionamiento. El cuerpo fabrica una hormona llamada insulina que sirve para que las células del cuerpo puedan absorber el azúcar. Si esta hormona no se produce o no funciona adecuadamente sobreviene la diabetes mellitus. Esta enfermedad se caracteriza por presentar altos niveles de azúcar en la sangre, en ocasiones asociada a sed excesiva, hambre y aumento de la formación de orina. Con el paso de los años, las altas concentraciones de azúcar en la sangre causan daño a los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluyendo a los de la retina. A esto último se le conoce como retinopatía diabética. Los ojos además pueden sufrir otros cambios por la diabetes como catarata, glaucoma y visión borrosa.
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Dr. José Dalma Weiszhausz
Dr. Alejandro Dalma K.
La diabetes mellitus es una enfermedad en la que el organismo es incapaz de utilizar el azúcar para su funcionamiento. El cuerpo fabrica una hormona llamada insulina que sirve para que las células del cuerpo puedan absorber el azúcar. Si esta hormona no se produce o no funciona adecuadamente sobreviene la diabetes mellitus. Esta enfermedad se caracteriza por presentar altos niveles de azúcar en la sangre, en ocasiones asociada a sed excesiva, hambre y aumento de la formación de orina. Con el paso de los años, las altas concentraciones de azúcar en la sangre causan daño a los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluyendo a los de la retina. A esto último se le conoce como retinopatía diabética. Los ojos además pueden sufrir otros cambios por la diabetes como catarata, glaucoma y visión borrosa.
RETINOPATÍA DIABÉTICA
La retina es la capa que cubre al ojo por dentro. Está formada por una serie de células que son las responsables de recibir la luz y traducirla a impulsos nerviosos que el cerebro puede reconocer para formar una imagen. Como casi todos los tejidos del cuerpo, estas células se alimentan a partir de los múltiples vasos sanguíneos que las irrigan. En la retinopatía diabética, estos vasos se deterioran pudiendo presentar fugas de líquido o sangre, deformarse o hasta taparse, impidiendo así una adecuada circulación.
Cuando estos vasos presentan fugas, el tejido que los rodea se llena de líquido, lo cual impide su adecuado funcionamiento; esto se conoce como edema retiniano. Si los vasos se tapan dejan de llegar los nutrientes que las células necesitan y dejan de funcionar adecuadamente o mueren. El cuerpo, en un intento de restablecer la circulación, empieza a formar pequeños vasos nuevos (neovascularización). Desgraciadamente éstos son frágiles, crecen desordenadamente y se acompañan de tejido fibroso. Estos vasos nuevos sangran fácilmente enturbiando la visión. El tejido fibroso que crece junto con ellos tiende a encogerse, jalando a la retina fuera de su lugar, causando también una baja de visión. Esto se conoce como desprendimiento de retina traccional.
Se calcula que aproximadamente el 8% de la población mexicana tiene diabetes mellitus. La retinopatía diabética se presenta en personas que han tenido diabetes por varios años. Cerca del 60% de los pacientes con diabetes por mas de 15 años presentan algún grado de retinopatía diabética. Ésta aparece más pronto y en ocasiones con mayor severidad en pacientes que desarrollan la diabetes desde la infancia o juventud: los diabéticos tipo I. Por lo general, la retinopatía diabética es leve y bajo la supervisión adecuada, no presenta grandes problemas para la visión pero un número importante sí tiene riesgo de quedar ciego por este padecimiento.
La retinopatía diabética se ha dividido en dos tipos por su grado de severidad: la retinopatía de fondo y la retinopatía proliferativa.
La retinopatía diabética de fondo de fondo se refiere a los cambios en los vasos sanguíneos de la retina. Estos cambios se observan como pequeños sacos que se forman en la pared de los vasos presentando fuga de líquido y obstruyendo la adecuada circulación de sangre. Cuando esta fuga de líquido se presenta en áreas importantes de la retina como la mácula (el área de la retina responsable de la visión central, fina), puede existir una baja importante en la visión tornándose borrosa. Otros vasos pueden sufrir cambios más severos por lo cual se cierran, impidiendo el buen funcionamiento de los tejidos.
La retinopatía de fondo es solo la fase inicial de la retinopatía diabética y, aun cuando en muchos pacientes estos cambios son estacionarios, existen otros en los que progresa a la retinopatía proliferativa.
La retinopatía diabética proliferativa se refiere a la etapa en que se empiezan a formar pequeños vasos sanguíneos para tratar de sustituir a los que se han tapado. Ésta es una etapa más avanzada y grave ya que, de no tratarse a tiempo, puede llevar a la ceguera definitiva. Como se mencionó antes, esta nueva formación de vasos puede llevar a sangrados en el humor vítreo -el líquido gelatinoso que rellena al ojo- y desprendimientos de retina. En ocasiones estos pequeños vasos de nueva formación crecen sobre el iris (la parte que da el “color de ojos”). Con esto se corre el riesgo de tapar el sistema de drenaje del líquido que normalmente se produce adentro del ojo y causar un alza en la presión del ojo. Esto se llama glaucoma y también puede llevar a la ceguera.
Existe una serie de circunstancias que pueden precipitar o agravar la aparición de la retinopatía diabética como la hipertensión arterial, el embarazo, los problemas de riñón causados por la misma diabetes, etc. Desgraciadamente la retinopatía diabética no causa síntomas hasta que generalmente ya se encuentra avanzada. En estos casos puede presentarse como una baja progresiva o repentina de visión, sin dolor y sin causa aparente. Pero estos trastornos oculares pueden pasar desapercibidos y solo descubrirse mediante un examen rutinario de la vista. De ahí la importancia de revisar los ojos de todo paciente diabético con cierta regularidad.
La mejor forma de vigilar la progresión de la retinopatía diabética es el examen ocular completo por un oftalmólogo (médico dedicado al cuidado de los ojos). Éste podrá diagnosticar la retinopatía diabética, revisarla con cierta regularidad y dar tratamiento en caso de que se requiera. En ocasiones se requieren estudios accesorios para el correcto manejo. El más común es la fluoroangiografía de retina. Este consiste en la inyección en la vena de un colorante vegetal que “pinta” los vasos sanguíneos de la retina al tiempo que el médico toma fotografías a través de una cámara especial. Con esto se puede descubrir cuáles son los vasos afectados, ya sea que fuguen o estén tapados y localizar adecuadamente los vasos recién formados. Esto sirve al oftalmólogo como mapa para planear adecuadamente el tratamiento. Otro estudio utilizado frecuentemente es el OCT (tomografía de coherencia óptica) con el cual podemos ver el daño a nivel microscópico, de la retina, ya sea edema o las consecuencias del cierre de los pequeños vasos sanguíneos.
El mejor tratamiento para la retinopatía diabética es el adecuado control de los niveles de azúcar, con el uso adecuado de los medicamentos y la dieta prescritos, así como la revisión regular por el oftalmólogo. En ocasiones, cuando la fuga de los vasos enfermos causa una baja de visión, ésta se puede cerrar mediante la aplicación de algunos medicamentos dentro del ojo o la fotocoagulación. Existen medicamentos que, introducidos dentro del ojo, pueden disminuir la fuga de líquido de los vasos anormales e impedir el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos. Se llaman anti-angiogénicos y se colocan mediante inyección generalmente indolora, dentro del ojo. La fotocoagulación es un tratamiento realizado con láser para cerrar los pequeños vasos que presentan esta fuga. Cuando ya existe una retinopatía diabética proliferativa en ocasiones se indica un tratamiento de fotocoagulación pan-retiniana. Esto se refiere a la colocación de múltiples pequeñas aplicaciones de láser en la retina para tratar de detener la aparición y el crecimiento de los vasos nuevos anormales que pueden llevar a las tan graves consecuencias mencionadas anteriormente. Este tipo de tratamiento generalmente se lleva a cabo en 2 a 4 sesiones por cada ojo durante las cuales, con la pupila dilatada, se coloca un lente sobre la superficie anterior del ojo. Así, el oftalmólogo puede observar las zonas a tratar. Las aplicaciones del láser se perciben como una luz momentánea, muy intensa, que en ocasiones produce cierta molestia y que dejan al paciente deslumbrado por algunas horas. Es común utilizar estos tratamientos en combinación para lograr el control de la enfermedad y la mejor visión posible. Con esto puede llegarse a detener la progresión de la enfermedad aun cuando, es normal, que después del tratamiento, que el paciente sienta una leve disminución en su visión de noche y una ligera molestia a la luz. No todos los pacientes con retinopatía diabética son susceptibles de tratamiento con láser. Cuando ésta a llegado a grados más avanzados como cuando ya existe una hemorragia en el vítreo o un desprendimiento de retina, es necesario realizar una vitrectomía. Ésta consiste en la remoción del humor vítreo (la substancia gelatinosa mencionada anteriormente) la cual se encuentra, en ocasiones, impregnada de sangre, y/o la remoción del tejido formado por los vasos nuevos que han jalado a la retina fuera de su lugar original. Con esto se trata de mejorar la visión y estabilizar el daño causado por la diabetes.
La pérdida de visión por diabetes se puede evitar. Todo depende de un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado y oportuno.

DEGENERACIÓN MACULAR
Hasta hace algunos años poca gente había escuchado de esta enfermedad. Una afección de los ojos que, debido a un envejecimiento anormal de la retina, esta se deteriora en su porción central causando la disminución progresiva de la visión. Se estima que hoy en día la cantidad de personas que sufren de algún grado de este padecimiento en Estados Unidos es de dos millones de personas. Este padecimiento se vuelve más común a medida que la población envejece. Desgraciadamente en México no tenemos estadísticas confiables pero aparentemente la situación es similar. ¿Por qué se escucha más de ella? La gente vive más tiempo y últimamente se han descubierto tratamientos eficaces para algunos tipos de degeneración macular. Esto la hace estar en boca de todos.
Ver másDegeneración macular relacionada a la edad: ¿nueva epidemia?
Dr. José Dalma Weiszhausz
Hasta hace algunos años poca gente había escuchado de esta enfermedad. Una afección de los ojos que, debido a un envejecimiento anormal de la retina, esta se deteriora en su porción central causando la disminución progresiva de la visión. Se estima que hoy en día la cantidad de personas que sufren de algún grado de este padecimiento en Estados Unidos es de dos millones de personas. Este padecimiento se vuelve más común a medida que la población envejece. Desgraciadamente en México no tenemos estadísticas confiables pero aparentemente la situación es similar. ¿Por qué se escucha más de ella? La gente vive más tiempo y últimamente se han descubierto tratamientos eficaces para algunos tipos de degeneración macular. Esto la hace estar en boca de todos.
La retina es una membrana fina que cubre el interior del ojo a manera de un papel tapiz. Es el tejido responsable de captar la luz y traducirla en impulsos nerviosos que el cerebro puede interpretar dándonos la “visión”. Existe una parte especial de la retina, la porción central que está diseñada para reconocer detalles. Con ella podemos leer, hacer trabajo delicado y ver los rasgos para reconocer una cara. Esto es lo que conocemos como “mácula”. La mácula es un tejido conformado por varias capas de células muy especializadas en recibir y transmitir los impulsos luminosos. Una de estas capas se conoce como epitelio pigmentado de retina. Está conformada por células que se dedican a dar mantenimiento y nutrición a otras capas de la retina. Estas células mantienen un metabolismo muy alto y dependen de su integridad anatómica para su adecuado funcionamiento.
A medida que pasan los años, las células del epitelio pigmentado se vuelven menos eficientes y algunos de sus materiales de desecho se empiezan a acumular en la retina. Estos grumos los conocemos como “drusas”. A medida que se acumula este material las células de la retina comienzan a morir, la retina muestra zonas de atrofia. A esto llamamos degeneración macular relacionada a la edad de tipo seca. Si estas zonas abarcan la parte de visión central, la mácula, la visión puede disminuir progresivamente en el centro perdiendo poco a poco la capacidad de leer o reconocer la cara de la gente. La visión se puede volver más opaca, menos colorida.
En ocasiones este proceso degenerativo se acompaña de la formación de pequeños vasos sanguíneos que comienzan a crecer por debajo de la retina. Estos vasos no son normales, son frágiles, dejan salir líquido y sangran fácilmente. Esto puede causar una baja de visión más rápida y dramática formando cicatrices que desorganizan el tejido macular en forma definitiva impidiendo su funcionamiento adecuado. Esto se manifiesta visualmente dando visión distorsionada, manchada o borrosa.
Probablemente el principal factor que determina la aparición de esta degeneración es la genética. Existe una predilección por afectar a personas originarias del norte de Europa aun cuando se presenta en cualquier raza. Es un poco más común en mujeres (probablemente porque viven más tiempo). El otro factor importante que establece su aparición es el tabaquismo. La gente que fuma tiene mucho mayor riesgo de presentar esta enfermedad. Es el único factor que podemos modificar para disminuir en forma importante la incidencia y severidad de este problema. El llevar una dieta baja en grasas y el hacer ejercicio para mantener un sistema circulatorio sano favorecen la buena evolución. El uso de multivitamínicos y antioxidantes así como de protección de la luz del sol y rayos ultravioleta probablemente también ayudan a retardar el envejecimiento de la retina.
Para hacer el diagnóstico no basta una revisión superficial del ojo. Se requiere un examen de la retina con la pupila dilatada hecho por un oftalmólogo. En ocasiones es necesario realizar otro tipo de estudios para clasificar la enfermedad: la fluoroangiografía y la tomografía de coherencia óptica (OCT). Los dos son estudios que nos proporcionan imágenes de la mácula y datos sobre la presencia de líquido y vasos anormales.
La degeneración macular relacionada a la edad no es una enfermedad que lleve a la ceguera. Se puede perder la visión central, la capacidad de leer y ver detalles pero habitualmente se conserva la visión suficiente para caminar, comer, vestirse y otras actividades cotidianas. En casos no muy severos se puede ayudar a ciertas actividades con lupas o aparatos electrónicos que permiten leer.
Aun cuando se están realizando estudios en todo el mundo para tratar de encontrar un remedio aún no existe un tratamiento útil para revertir el daño causado por la degeneración macular de tipo seca. La terapia con “células madre”, tan publicitada actualmente, no ha demostrado beneficio alguno a la fecha.
Para la degeneración macular de tipo húmeda la historia ha sido diferente. Hasta hace algunos años el único tratamiento útil conocido era el tratamiento con láser para cauterizar los nuevos vasos. Desgraciadamente con frecuencia se lastimaba el mismo tejido que tratábamos de salvar. Hace algunos años apareció la terapia fotodinámica. Un tratamiento que demostró disminuir la pérdida de visión a largo plazo.
En el año 2005 se descubrió un tratamiento que podía no solo disminuir la pérdida de visión sino recuperar parte de la visión perdida si se hacía en forma temprana: los anti-angiogénicos. Se refiere a una familia medicamentos diseñados para suprimir la formación de vasos sanguíneos nuevos. Los efectos benéficos han sido dramáticos en personas en quien se detecta la enfermedad en forma temprana. Desgraciadamente los efectos son temporales y se requieren de inyecciones periódicas para mantener el efecto.
En ocasiones la enfermedad a llegado a etapas avanzadas donde no es posible ya revertir la baja de visión. Es importante recordar que esta enfermedad no produce ceguera. La visión periférica se mantiene y puede ser entrenada para usarse de la manera más eficiente posible. Esto requiere esfuerzo y tiempo pero se puede lograr.
En resumen, la degeneración macular relacionada a la edad es un problema de salud visual importante y frecuente en gente adulta mayor. Algunas de sus efectos son reversibles si se identifican a tiempo. Hemos logrado avances muy importantes en el tratamiento en los últimos años. Esperamos pronto poder ofrecer mejores opciones de prevención y tratamiento para mantener una buena calidad de vida.

DESPRENDIMIENTO DE RETINA
La retina es una lámina posterior del ojo sensible a la luz. Un desprendimiento de retina es la separación de esta lámina de la pared ocular a la que normalmente está pegada.
Algunos de los síntomas de desprendimiento de retina pueden ser:
- Cuerpos flotantes negros, manchitas o «moscas volantes» (miodesopsias)
- Destellos luminosos
- Visión ondulante o acuosa
- Una sombra oscura en alguna zona de la visión
- Visión central borrosa
- Pérdida rápida de visión
- Pérdida total de visión en un ojo

PROBLEMAS REFRACTIVOS
Se refiere a una serie de padecimientos en los que el sistema de lentes del ojo, cuyo objetivo es enfocar la luz sobre la retina para generar una imagen nítida, no funciona bien, ya sea por ser muy fuertes, muy débiles o distorsionados de alguna forma. El ojo cuenta con dos lentes principales para enfocar la luz: la córnea y el cristalino. La córnea es un lente en forma de media esfera en la parte del frente del ojo, es la capa transparente que cubre el iris, la parte de color del ojo. El cristalino es un lente en forma de lenteja que se encuentra por detrás del iris. La córnea provee cerca del 75% del poder refractivo del ojo, el cristalino el otro 25%. Además, el cristalino tiene la capacidad de moverse y es lo que nos sirve para enfocar objetos a diferentes distancias.
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Dr. José Dalma Weiszhausz
Se refiere a una serie de padecimientos en los que el sistema de lentes del ojo, cuyo objetivo es enfocar la luz sobre la retina para generar una imagen nítida, no funciona bien, ya sea por ser muy fuertes, muy débiles o distorsionados de alguna forma. El ojo cuenta con dos lentes principales para enfocar la luz: la córnea y el cristalino. La córnea es un lente en forma de media esfera en la parte del frente del ojo, es la capa transparente que cubre el iris, la parte de color del ojo. El cristalino es un lente en forma de lenteja que se encuentra por detrás del iris. La córnea provee cerca del 75% del poder refractivo del ojo, el cristalino el otro 25%. Además, el cristalino tiene la capacidad de moverse y es lo que nos sirve para enfocar objetos a diferentes distancias.
Cuando este sistema óptico es demasiado “fuerte”, hace que los objetos lejanos se vean borrosos, aún cuando los cercanos se ven claros. Esto se conoce como miopía.
Cuando los objetos lejanos se ven más claros que los cercanos lo conocemos como hipermetropía y es cuando el sistema óptico del ojo no tiene la “fuerza” suficiente para enfocar la luz sobre la retina. Una forma particular de la hipermetropía es la presbicia en la cual, con la edad, perdemos paulatinamente la posibilidad de mover el cristalino haciendo difícil la lectura y el trabajo de cerca. Esta es la razón por la cual, después de cierta edad, se requieren lentes para leer o “de vista cansada”.
El astigmatismo se refiere a cuando alguno de estos lentes, habitualmente la córnea, no tiene la forma exacta de una media esfera, sino que sus curvaturas son diferentes en diferentes meridianos, o sea que, en vez de ser una media pelota, su forma semeja mas a medio balón de fútbol americano. Esto hace que la luz no se pueda enfocar en un punto, dando una imagen borrosa.
Gran parte de estos defectos pueden corregirse, ya sea con anteojos, lentes de contacto e inclusive cirugía. Cada método tiene sus ventajas y desventajas. No hay una mejor opción para toda persona y todo defecto. Para decidir la mejor elección hay que analizar el tipo de defecto refractivo, su magnitud, la edad del paciente, sus ocupaciones, pasatiempos, riesgos y salud general.
Hoy en día existen técnicas muy exitosas en la corrección de estos defectos con cirugía laser. Sin embargo, estos procedimientos no son para todos. La mejor opción es el examen completo de sus ojos por un oftalmólogo(a) y platicar con él (ella) cuál es la mejor opción en su caso en particular.